La Fiscalía estructura mediante distintos equipos especializados. Compartimos en este artículo información sobre el trabajo de dos de esos equipos: uno se enfoca en dar respuestas rápidas a los problemas cotidianos, el otro dirige las investigaciones más complejas.

Gestión inicial: El motor de las soluciones rápidas

El primer eslabón del sistema es el Equipo de Gestión Inicial, encargado de los conflictos que afectan el día a día de los vecinos, como robos o amenazas. Su enfoque se dirige a las soluciones rápidas.

Sanar el conflicto: Este equipo prioriza las "soluciones alternativas". Durante este año, ninguna de sus acusaciones llegó a un juicio oral tradicional. En su lugar, se utilizaron conciliaciones (acuerdos económicos o disculpas), juicios abreviados (donde el acusado acepta su responsabilidad) y suspensiones de juicio a prueba para quienes no tienen antecedentes, imponiendo reglas de conducta y trabajos comunitarios.

El trabajo silencioso: Además de los delitos, este equipo gestionó 520 contravenciones (infracciones al Código de Convivencia Ciudadana) y supervisa el cumplimiento de la etapa de ejecución de 65 condenas.

Investigaciones complejas: inteligencia y ciencia contra el delito grave

En la otra vereda se encuentra la Agencia de Investigaciones y Delitos Complejos (AIyDC). Si el primer equipo es el motor cotidiano, esta es la unidad de inteligencia encargada de casos de corrupción, grandes fraudes y crímenes que requieren meses de trabajo pericial.

Este equipo no solo busca penas de prisión, sino recuperar lo robado. En 2025 se logró un acuerdo histórico donde empresas deberán devolver 740 millones de pesos por estafas. También se embargaron 14 vehículos para resarcir a una víctima de fraude y se lograron reparaciones de 15 millones de pesos por mala praxis médica.

Finalmente, el informe resalta la compleja preparación de los casos más graves: aquellos que llegan a un juicio por jurados. Aquí, el trabajo de los fiscales se vuelve interdisciplinario para una tarea compleja. Por un lado, realizar una cuidadosa selección del jurado y organizar las pruebas; por el otro, diseñar una estrategia de litigación capaz de traducir el lenguaje técnico a palabras sencillas. El objetivo es que los ciudadanos comunes, sin formación en derecho, puedan comprender con total claridad los fundamentos y las evidencias con las que la Fiscalía les solicita que dicten un veredicto condenatorio.

Una estrategia, un objetivo

Aunque sus tareas son distintas, ambos equipos comparten un pragmatismo necesario para el sistema actual: encontrar la mejor solución posible para cada caso.