Él tenía 18 años y ella apenas 16. Eran compañeros de escuela y novios. La relación, lejos de basarse en el respeto mutuo, era jerárquica. El acusado “buscaba el pleno control de su persona, buscaba anular su voluntad sustituyéndola por la propia, intentaba cosificarla…”, en palabras del juez de juicio. El 20 de abril de 2016 se le concedió una suspensión de juicio a prueba, pero en el plazo de su cumplimiento, volvió a lesionar a la víctima. Por los nuevos hechos fue condenado, se revocó la...