El juicio oral y público por los casos Antillanca y Aballay, que comenzó el 6 de febrero en la ex escuela de Bellas Artes de Trelew, cerró con los alegatos de las partes y las declaraciones de las víctimas, en la sala de audiencias de la Cámara del Crimen, en el sexto piso de los Tribunales de Trelew. Pasadas las 18, luego de la jornada tal vez mas agotadora de esta audiencia de debate, el Tribunal de Enjuiciamiento, integrado por los Jueces Alejandro Defranco, Ivana González y Ana Laura Servent, comunicó que se dedicará al procesamiento de la información vertida durante la misma, teniendo en cuenta la cantidad de documentación, datos y testimonios producidos, dando a conocer en las próximas horas cuando se hará saber el veredicto, estimándose el viernes o tal vez la próxima semana como fechas posibles.
Querella de Antillanca
Lo cierto es que esta última jornada contó con el alegato complementario de la querella particular, en representación de César Antillanca, la defensora pública María Angélica Gómez Lozano, quien expuso las argumentaciones con que acusó a los cuatro policías: Solís, Abraham, Morales y Córdoba, como autores responsables de la muerte de Julián Gonzalo Antillanca. Mas allá de las cuestiones técnicas y las valoraciones de la prueba esgrimida, la profesional señaló en el final de su alegato, que duró mas de una hora, que de una vez por todas hay que terminar con este tipo de violencia y hoy Julián es el hijo de todos, porque somos padres de jóvenes que tienen la necesidad de no ser violados en sus derechos, y uno de ellos es el de ser protegidos por la policía, no vulnerados como le sucedió a Julián Gonzalo Antillanca.
Una larga defensa
Pero lo más extenso fue el alegato de la defensa, dividido en varias partes, que comenzó cerca de las 11,30, para extenderse hasta pasadas las 18, alargándose fundamentalmente en los análisis de los testimonios brindados durante el juicio, situación que estuvo a cargo del abogado particular Gustavo Latorre. Por su parte, el defensor Fabián Gabalachis comenzó su participación, indicando que desde la rueda de reconocimiento donde la testigo señala a Solís como el policía que bajó del patrullero a Julián, se pudo observar un cúmulo de irregularidades, arremetiendo contra las decisiones tomadas por la Jueza Patricia Asaro, quien permitió las mismas, cosa que no pudo observar de este Tribunal, aclaró.
En ese sentido, manifestó su postura sobre la nulidad de tal acto, o en todo caso la consideró una diligencia donde la valoración debería ser negativa. Partiendo de esa base, todo el proceso no tendría validez, dijo el defensor, para luego introducirse en detalles sobre la calidad y cantidad de testigos, en el afán de desacreditar la mayoría de los presentados tanto por el Ministerio Público Fiscal y la querella, en especial las dos principales que vieron cuando sacaban el cuerpo de Julián del patrullero y la que vió a cuatro policías con Julián en el piso en la rotonda 5 de octubre.
Después, el doctor Latorre analizó entre otras cosas, las pericias médicas efectuadas sobre el cuerpo de Antillanca, resaltando el valor de lo concluido por el médico forense Diego Rodríguez Jacob, por sobre los realizados por el doctor Herminio Gonzáles, cuyos resultados dieron como causa de muerte un traumatismo craneano. En realidad, los defensores intentaron reafirmar la postura vertida por los profesionales traídos a este juicio por esta parte, dando énfasis a las expresiones del cardiólogo Alejandro Sarríes y el médico legista Luis Didolich. Con la misma orientación, se dedicaron a la evaluación de los informes genéticos del Doctor Daniel Corach, contraponiendo las generalidades dadas por la Doctora Deus.
En otro tramo, insistieron con una hipótesis donde responsabilizan a varios jóvenes que se habían trasladado en un utilitario a los boliches, indicando que la policía tenía dos líneas de investigación: una la familia que vivía cerca de donde encontraron el cuerpo y la otra que involucraba a estos chicos.
En lo que se refiere al caso Aballay, los profesionales contrastaron la versión del Ministerio Público Fiscal y la querella, con la interpretación efectuada sobre los testimonios que depusieron a lo largo de este juicio, para pedir la absolución de sus clientes. Al comienzo de su alocución el Doctor Latorre dijo que solo si el Tribunal tiene el prejuicio signado por una posición ideológica en detrimento de la policía podría llegar a aceptar los hechos dados a conocer por la parte acusadora. Aclaró que solo puede aceptarse esto si se cree que la policía es pegadora y aprovecha cada ocasión que tiene para desenvolverse de esa manera.
A partir de allí, un largo alegato donde trató de deslindar las responsabilidades de cada uno de sus defendidos, dando la versión de los hechos, según la postura de esta parte e inclusive inculpando a un sargento ayudante que declaró durante este juicio, salvando la posibilidad de acusación alguna contra los policías involucrados y también contra Gabriela Bidera.
"La vida bajo juramento"
Antes de los alegatos de la defensa, se tuvo la posibilidad de escuchar a los padres de las víctimas, constituídos en querellantes particulares en este juicio. En primer turno, la madre de Julián, Sandra Tolosa, dijo que desde que falta su hijo su vida esta detenida, y junto a su familia sobreviven porque el era un jóven que vivía de y para sus hermanos y sus padres. Agradeció el trabajo realizado por la parte de la justicia que se animó a juzgar a los responsables, según expresó, y rechazó toda posibilidad de responsabilizar a su propio hijo como culpable de su muerte, tal como han querido inducir algunos durante el debate.
Luego habló don César Antillanca, quien aseveró que aún cuando esta declaración no tiene validez de prueba, igual el lo hace bajo juramento, porque su vida es un juramento. Calificó a los policías acusados como prepotentes, dando a entender que durante el juicio, con sus miradas y actitudes trataron de intimidarlo permanentemente, y soslayó que lo peor que le puede suceder a un ser humano es caer en la ignorancia, como cayeron ellos cuando tomaron, procesaron y ejecutaron la vida de Julián.
Posteriormente le señaló a los jueces que ahora son ellos los pacificadores, los que deben brindar la necesaria justicia: "Yo estuve un año y medio trabajando en su búsqueda y hasta aquí llego", dijo el padre del jóven Julián Gonzalo Antillanca.
También el padre de los hermanos Aballay hizo uso de su derecho, trayendo a colación aspectos que hacen al desenvolvimiento familiar, recalcando que cuando hizo la denuncia, la radicó con el convencimiento de llegar a este momento, y no sabe si quedan libres o no, pero nunca mas quisiera verlos cumplir la función pública, señalando su sensación de humillación por lo ocurrido.